A la hora de enseñarle a hacer sus necesidades se nos puede plantear el hecho de dos diferencias relativas, una es si tenemos perro de raza pequeña o de raza mediana o grande; y dos, si queremos que las necesidades las haga en casa o bien sacarlo varias veces al día a la calle para hacerlo.
Al principio, como ocurre con cualquier animal, es normal que no sepa qué está bien y qué no y con gritos, golpes y patadas no vamos a arreglar nada. Tampoco el hecho de que le acerques el ocio a sus excrementos va a ayudar porque él no sabe lo que ha hecho mal; somos nosotros quienes tenemos que enseñarle con paciencia.
Un ejemplo de lo que podemos hacer es, si se ha ensuciado en la casa y queremos que haga sus necesidades en una caja de arena (como la que se les pone a los gatos) debemos coger lo que ha hecho y llevarlo hasta la caja de arena, seguidos del perro, y enseñarle, mediante gestos y palabras sencillas, que es ahí donde puede hacer sus necesidades.
Si vemos que no funciona o debemos enfadarnos pero sí mostrar que no estamos contentos con su comportamiento y que, de no cambiarlo, no recibirá premios. En cambio, si vemos que sí utiliza el lugar que le hemos adaptado a él debemos premiarlo, bien con algo de comida, con mimos y caricias, con palabras dulces, etc.
Esto de controlar las necesidades y de hacerlas donde queremos va a requerir de tiempo, mucho tiempo, así que ármate de paciencia porque no hay otra.
En el caso de la salida a la calle, ésta debe realizarse cada vez que el perro coma, y en unos 10 minutos de margen. Debemos ir siempre al mismo lugar para que entienda que es ahí donde queremos que haga sus necesidades y no dentro de la casa. Con tesón y repetición seguro que acaba aprendiendo. Eso sí, recuerda que has de recoger los excrementos de tus perros, puedes ahorrarte una multa.
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